jueves, 20 de noviembre de 2008

REFLEXIÓN DESDE LO QUE FUE




Catalina Veas

En un número no menor de ocasiones he tenido la oportunidad de conocer el modo en que las instituciones educativas abren sus puertas a la comunidad. Con frecuencia esta apertura significa informar a padres, madres y apoderados de los resultados de sus pupilas y pupilos. En otras ocasiones las invitaciones a actos y reuniones generales de centro de padres y apoderados cumplen esta función.

Por otro lado, de acuerdo a su ubicación en el territorio social, los liceos y escuelas acogen en su seno a estudiantes con necesidades características. En un afán de responder a éstas se generan acuerdos y se solicita a organizaciones de la comunidad ingresar al establecimiento, pero este ingreso se restringe a ciertas horas semanales, para desarrollar uno que otro taller, sin coordinar esfuerzos ni acciones en un programa general.

Estas instituciones y organizaciones que ingresan, representan, según muchos, “sus redes de apoyo” y al momento de dar cuenta de esta realidad las y los actores involucrados comentan y aseguran que la escuela o liceo se inserta en su comunidad más próxima y abre las puertas a ésta…” pero ¿éste es el tipo de vinculación o apertura que necesitamos? ¿Es adecuado seguir pensando que la institución educativa es el lugar donde se define únicamente la educación de las personas?

Pienso que la pretensión, hasta ahora habitual, de otorgar un protagonismo único a la institucionalidad en materia educativa, va quedando cada vez mas obsoleta, ya que avanzar en la adquisición de conocimientos va de la mano con una inserción efectiva en los diferentes espacios de la vida social, razón por la cual es necesario ver a las escuelas y liceos como un punto dentro de una configuración mayor, configuración que se construye con otras y otros.

Lo anterior significa conceptualizar la educación como un tema transversal a múltiples escenarios, por lo que la asociación colaborativa entre éstos es clave. Asociarse para colaborar es el punto de inicio de una estrategia de apoyo que se inclina por mejorar y aumentar las posibilidades educativas.

Siguiendo lo anterior, incorporar la perspectiva de redes al trabajo desarrollado, adquiere sentido, pero no para ponerse a la “moda” o estar a “tono”, sino que para acceder a capacidades y posibilidades que por diversas razones no se tienen. Esto permitiría redistribuir recursos disponibles, comprendiendo que en educación las diferentes organizaciones, que rodean al liceo o escuela, también tienen mucho que aportar, pero no en el sentido de focalizar los recursos, esfuerzos y tareas a éste o ésta, sino de incluirse en una red de apoyos recíprocos, ya que los y las destinataria finales de estos apoyos son los mismos en el liceo/escuela que en la corporación de asistencia judicial, oficina de prevención de drogas, sida y educación sexual, etc. Entonces es necesario expandir la mirada y abrir las mentes de tal manera que se pueda comprender que las escuelas y liceos no son el centro de un sistema, alrededor del cual giran organizaciones e instituciones, tratando de hacer algún aporte, ni tampoco los pobrecitos por tener que trabajar con los y las estudiantes que ingresan a sus aulas.

Debido con esto urge que directivos y colaboradores se sitúen y se reconozcan como aquellos y aquellas que tienen la posibilidad de trabajar directamente e incidir más fuertemente en la construcción de una sociedad que pide a gritos ser modificada. Para esto conjugar esfuerzos y vincularse efectivamente con otros y otras es fundamental, pero ¿existe en la realidad disposiciones, apertura, intereses y ganas de trabajar por este tema? O ¿los liceos y escuelas se han acostumbrado a quejarse y quejarse, sin comprender que un cambio en sus realidades, condiciones de trabajo y resultados obtenidos implica directamente movilizar esfuerzos, lograr disposiciones para el trabajo colectivo-colaborativo e ingresar a la esfera de la reciprocidad y apoyo mutuo?, esto es una red de intercambio de recursos que otorga valor a quienes se atreven a trabajar por un objetivo mayor: la educación transformadora.

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